García, Guillermo
Anoche volví a soñar con vos. Pero no fue como siempre. ¿Te acordás aquella tarde, de pibes, en el estero? Te ahogabas y yo no dudé. Tampoco vos dudaste muchos años después, allá en las islas. “Vayan- nos dijiste-. Vayan que los cubro”. Los otros me arrastraban, yo gritaba como loco, las piernas llenas de frío y esquirlas… Y ahí te divisé por última vez, entre llovizna y lágrimas, en el refugio de la loma, frente a la playa.
¡Pero que puntería, hermanito! ¡Y mirá que los inglesitos no eran ningunos giles! El grupo corrió y corrió y tu fusil -uno, dos, tres, uno, dos, tres- parecía que nos marcaba el paso. ¿A cuántos habrás bajado? Debieron ser varios, ¿a qué si no esos dos aviones y tantas explosiones por un solo tipo?
Anoche volví a soñar con vos. Pero no fue como siempre: sonreías.